Antes de hacer nada, empieza a precalentar el horno a 400°F.
Empezando por el hojaldre, enharina ligeramente la encimera y extiende el hojaldre. Debe tener unas dimensiones de 30 cm por 30 cm. Córtalo en tres secciones, de modo que cada rollo de hojaldre mida 10 cm por 12".
Añade el queso crema a un bol y bátelo (idealmente con una batidora eléctrica, pero también puede hacerse a mano) hasta que esté cremoso y suave.
Añade a esta mezcla los huevos, la vainilla, el azúcar en polvo y la harina común. Mézclalo todo bien hasta que quede suave, asegurándote de que no haya grumos.
Transfiere este relleno a una manga pastelera (o a una bolsa para sándwiches) por el momento.
En otro bol pequeño, añade 1 clara de huevo y 2 cucharadas de agua. Mézclalos bien para crear el lavado de huevos.
Vuelve a la manga pastelera. En primer lugar, pasa una línea razonablemente gruesa del relleno de queso crema por el centro de cada cuadrado de hojaldre.
A continuación, tenemos que doblar el hojaldre sobre sí mismo, envolviendo el queso crema en su interior.
La mejor manera de hacerlo es en tercios, ya que crea un bonito aspecto visual después de la cocción, y también es menos propenso a exprimir el relleno. Hazlo con los dos primeros tercios del hojaldre, dejando el último sin plegar.
Pincela el lavado de huevo sobre el último pliegue y utilízalo para cubrir los otros 2 pliegues y el queso crema. Termina el resto con el lavado de huevo y córtalo en 4 rebanadas en diagonal.
Coloca todos los panecillos en una bandeja de cocina ligeramente engrasada y hornea a 400°F durante 15-25 minutos, dependiendo del horno. Comprueba cada 5 minutos si están dorados, ¡no tengas miedo de sacarlos antes si parecen hechos!
Una vez que hayan terminado de hornearse puedes espolvorear un poco de azúcar por encima al gusto y ¡ya está! Si quieres también puedes poner un poco de mantequilla derretida por encima.