Precalienta el horno a 400°F y engrasa con mantequilla una cazuela poco profunda de 3 cuartos.
Hierve agua con sal en una cacerola grande y cuece el brécol cortado en ramilletes de 1-2 pulgadas hasta que esté verde brillante y casi tierno. A continuación, retíralos del fuego y refréscalos bajo un chorro de agua fría. Sécalos y resérvalos.
Coge una cacerola grande y derrite 4 cucharadas de mantequilla a fuego medio. Una vez derretida la mantequilla, rehoga durante un minuto y añade la harina y la salvia.
Bate con frecuencia durante unos 2-3 minutos, pero sin dejar que se queme. A continuación, añade el jerez durante un minuto y redúcelo.
Añade una taza de caldo de pollo, leche, nata espesa, nuez moscada, sal y pimienta al gusto. Deja que la mezcla hierva a fuego lento en 6-7 minutos, batiendo continuamente para eliminar los grumos.
Incorpora el Gruyere y las cebolletas a la salsa hasta que se derritan y, retira del fuego.
Mezcla la salsa, el pollo cocido, el brécol y las almendras en un bol grande y vierte la mezcla sobre la cazuela.
Añade 1 cucharada de mantequilla, el pan rallado y el parmesano a un bol pequeño y remueve para mezclarlos. Vierte la mezcla sobre la cazuela.
Mete la cazuela en el horno y hornea durante unos 35 minutos hasta que esté dorada y burbujeante.