Empieza a preparar el chocolate caliente. Añade la leche, el cacao en polvo y el azúcar al cazo y caliéntalo a fuego medio-bajo. Bate de vez en cuando hasta que todos los ingredientes estén bien combinados. Es importante dejar que el azúcar se derrita, pero no lleves la leche a ebullición. Lo ideal es que el azúcar se disuelva y se forme una espuma espumosa.

¡Es hora de hacer el chocolate! Añade las pepitas de chocolate al cazo y remueve para mezclarlas con un batidor. No tengas prisa, deja que se derritan bien. Si quieres, añade salsa de caramelo o incluso canela para darle un toque más dulce. Cuando la mezcla esté homogénea, retírala del fuego, añade la vainilla y reserva.

Prepara un poco de café negro. Para obtener una infusión más fuerte, elige un método de infusión y un tueste más robustos. Necesitas que ese sabor se imponga al chocolate y al dulzor para conseguir un sabor más auténtico.

Coge tu taza favorita y vierte el café caliente. Luego añade el chocolate caliente y remueve para mezclar. ¡Y así se hace un Dunkaccino! Para un capricho mayor, ponle nata montada y disfruta.