Precalienta la barbacoa o la parrilla de la cocina a fuego fuerte.
Retira los tallos de los tomates, pero no de los jalapeños. Unta las verduras con un poco de aceite. Cuando la parrilla esté caliente, coloca los tomates. Al cabo de unos 10 minutos, añade los jalapeños, y al cabo de otros 10 minutos dales la vuelta a ambos.
Retira los pimientos de la parrilla en cuanto casi toda su superficie esté negra. Los tomates, por su parte, deben retirarse de la parrilla en cuanto la piel se desprenda con facilidad, aunque sólo estén parcialmente negros. Nota: vigila de cerca los tomates, ya que será difícil sacarlos de la parrilla si se ponen demasiado blandos. Una vez que retires las verduras, tápalas para que se cuezan al vapor y se enfríen. La piel se despegará más fácilmente. Truco profesional: después de asar las verduras, déjalas en la nevera unas horas o días antes de procesarlas. Acumularán una gran cantidad de líquido que funciona mejor si lo que quieres es diluir la salsa.
Retira la piel y las semillas de los tomates y colócalos en el robot de cocina. Pellizca el extremo del tallo de cada jalapeño, retira la piel quemada y todas las semillas que puedas, para que no te quede una salsa demasiado picante. Añade los pimientos al robot de cocina.
Añade todos los ingredientes restantes a las verduras asadas y bate durante un minuto aproximadamente.
Enfría la salsa durante al menos una hora o, mejor aún, déjala toda la noche. Sabrá mejor al día siguiente.