Para empezar la masa de la tarta, debes combinar la harina y la sal, y la mejor manera de hacerlo es utilizando un robot de cocina.
Una vez combinados los ingredientes secos, añade la mantequilla hasta obtener una mezcla cohesiva.
Una vez que la sal, la harina y la mantequilla estén bien mezcladas, puedes añadir el agua helada para formar una masa suave.
Te conviene utilizar agua helada en lugar de agua a temperatura ambiente, ya que ayudará a que la mantequilla se mantenga fría en lugar de fundirse en la masa.
Este paso hará que la masa de la tarta sea más crujiente y escamosa.
Transfiere la masa a una superficie espolvoreada con un poco de harina, y empieza a amasarla para conseguir una masa flexible.
Si notas que la masa está desmenuzada, puedes añadir un poco más de agua para poder amasarla bien.
Envuelve la masa en un trozo de papel de plástico, asegurándote de sellarlo bien. Déjala reposar en el frigorífico durante toda la noche, pero si no tienes tanto tiempo, debería reposar al menos una hora.
La masa debe quedar firme, lo que te facilitará mucho la formación de la corteza.
Para dar forma a la masa, debes espolvorear ligeramente una superficie con un poco de harina, y luego transferirla a la superficie.
La masa debe tener una forma ovalada, redonda de 11 pulgadas, y de aproximadamente 1/8 de pulgada de grosor.
Se recomienda hornear la corteza de mantequilla en un molde de tarta de 9 pulgadas con fondo desmontable y bordes acanalados, lo que facilitará mucho la formación de la forma deseada.
Coloca la masa en el molde, asegurándote de que sobresale por los bordes para conseguir una corteza perfecta.
Asegúrate de presionar la masa en los bordes acanalados del molde de la tarta. Repasa la parte superior de los lados con un rodillo para detectar y eliminar cualquier exceso de masa.
Utiliza un tenedor para hacer agujeros en toda la parte inferior de la masa, incluidos los lados, y deja que la masa repose durante 30 minutos.
Pon tu horno a 375°F y deja que se precaliente mientras la masa reposa. Además, asegúrate de colocar la rejilla del horno en el tercio inferior del mismo.
Transcurridos 30 minutos, cubre la masa con papel pergamino y añade pesas para tartas o arroz por encima.
Una vez que el horno esté listo, hornea la corteza de tu quiche durante unos 40 minutos, o hasta que estés satisfecho con el color y la textura crujiente.
Ten en cuenta que no debes dejar que la corteza se seque demasiado, ya que la sacarás del horno después de unos 40 minutos para retirar los pesos para tartas y el papel de pergamino.
Una vez que los hayas retirado, deja que la corteza se hornee durante 15 minutos más. Después de 15 minutos, tu corteza de mantequilla debe salir dorada y perfectamente crujiente.
Deja reposar la corteza durante unos 30 minutos después de sacarla del horno, lo que permitirá que se enfríe.