Hierve un poco de agua en una cacerola, mientras se calienta podemos lavar, pelar y cortar las patatas en trozos. A algunas personas no les gusta quitar la piel, pero ayudará a obtener un puré de patatas más esponjoso y cremoso.
Pon las patatas en el agua hirviendo junto con el ajo y un poco más de sal para darle sabor. Hiérvelas durante 12-15 minutos, una forma fácil de comprobar que están hechas es pincharlas con un tenedor. Si el tenedor entra fácilmente, ¡están listas!
Saca las patatas del agua y escúrrelas, sigue dándoles vueltas para que se sequen más. ¡Cuanta menos humedad, mejor para la consistencia de nuestro puré de patatas!
Pásalas a un bol y aplástalas con un pasapurés, si no tienes uno a mano también puede servir un tenedor.
Derrite la mantequilla en un cazo y añade la leche y el aceite. Sigue removiendo hasta que todo se espese.
Cuando estés satisfecho, apaga el fuego y vuelve a poner las patatas que acabas de triturar en la cacerola y remueve todo hasta que quede bien sedoso y suave.
Sazona con sal y pimienta y ¡ya está! Ahora podemos pasar a la salsa cajún.
En una sartén limpia, combina las cebollas, el apio y los pimientos rojos cortados en dados, y añade un poco de sal. Saltéalos durante 2-3 minutos y retíralos de la sartén.
En la misma sartén, añadimos la mantequilla, la harina y la grasa de tocino. Deja que se cocine hasta que adquiera un aspecto marrón-maní.
Volvemos a añadir las verduras a la sartén y las cocinamos otros 2-3 minutos. Mientras se cocinan podemos añadirle todas las deliciosas especias, esto incluye pimentón, pimienta de cayena, ajo en polvo, sal de apio, pimienta blanca y tomillo.
Sigue hirviendo hasta que todo haya espesado y entonces añade el caldo de ternera y la salsa Worcestershire.
Vierte esto sobre el puré de patatas y ¡está listo para disfrutar!