Vamos a empezar preparando las galletas de mantequilla. En primer lugar, pon el chocolate blanco en un bol apto para microondas y fúndelo.
Si no tienes acceso a un microondas, también puedes derretirlo en el horno a fuego lento.
Si tienes una batidora para esta parte, ¡será mucho más fácil para tus brazos! Pon la mantequilla y el azúcar junto con el chocolate derretido y mézclalo durante 4-5 minutos hasta que los ingredientes se hayan combinado por completo.
Añade el huevo, el extracto de vainilla y el resto de los ingredientes a la mezcla de mantequilla y azúcar de las galletas y mézclalos hasta que se haya formado la masa de galletas.
Estira la masa de galletas hasta que tenga un grosor de aproximadamente ½ pulgada y métela en el frigorífico durante 1 hora. Esto ayuda a endurecer la masa de galletas y hace que sea más fácil trabajar con ella.
Si la masa de galletas extendida ocupa demasiado espacio en el frigorífico, una alternativa es hacer una bola con la masa de galletas y cubrirla con papel de plástico. Luego puedes volver a extenderla con un grosor de ½ pulgada una vez refrigerada.
Una vez que la masa de galletas se haya enfriado, sácala del congelador y córtala en forma de galletas utilizando un molde de muñeco de nieve. También puedes utilizar cualquier otra forma de cortapastas o incluso un cuchillo.
Precalienta el horno a 350 °F y coloca todas las galletas en una bandeja de horno forrada con una bandeja para galletas o con papel pergamino.
Esta receta hace bastantes galletas, así que no trates de meterlas todas, no hay nada malo en cocinar dos tandas si eso significa que te aseguras de que haya algo de espacio entre cada galleta en la bandeja.
Las galletas deben hornearse durante 10 minutos y, una vez terminadas, deben enfriarse completamente antes de aplicar el glaseado, ya que éste se calentará y se derramará por todas partes.
Mientras se cocinan podemos empezar a hacer el glaseado.
Bate las claras de huevo (a mano o en una batidora si tienes una disponible) y añade el extracto de menta y de vainilla. Sigue batiendo el huevo hasta que esté bien esponjoso.
Empieza a añadir el azúcar a la mezcla, no lo eches todo de golpe. Añade sólo un poco y asegúrate de que está bien mezclado antes de añadir más. El glaseado debería empezar a ser suave y brillante.
Dependiendo del diseño y de los colores que quieras utilizar, separa el glaseado en pequeños cuencos y coloréalos como quieras.
Para hacerlos como los Starbucks, puedes simplemente forrar el cuerpo de blanco para la nieve, y luego añadir el negro para la nariz y la boca. Pero no dudes en ser creativo y añadir ropa y accesorios, como una bufanda u orejeras.
¡Esa es la mitad de la diversión de hacer estas galletas!