Los 11 mejores sustitutos de zanahoria para tus recetas

Los 11 mejores sustitutos de zanahoria para tus recetas

Las zanahorias son una de las hortalizas de raíz más queridas y utilizadas. Están repletas de fibra y betacaroteno, lo que las hace extremadamente nutritivas y beneficiosas para nuestra salud.

Además de ser un tentempié saludable y una deliciosa adición a sopas y ensaladas crujientes, tienen muchos más usos en la cocina de los que mucha gente no es consciente. 

Sin embargo, si no te gusta el sabor de las zanahorias, o simplemente no tienes ninguna en ese momento, puedes tener la tentación de encontrar sustitutos adecuados. Con verduras similares a las zanahorias puedes seguir con tu receta y hacer una comida deliciosa. 

Indice

Los mejores sustitutos de las zanahorias

Las zanahorias son hortalizas de raíz, de color naranja o blanco, y tienen un sabor predominantemente dulce, algo amargo, terroso y a nuez. Las zanahorias que utilizamos en la cocina son en realidad la versión domesticada de las zanahorias silvestres originarias del suroeste de Asia y Europa.

Aunque la mayoría de las recetas requieren la raíz propiamente dicha de la zanahoria, los tallos y las hojas también pueden utilizarse en la cocina. Sin embargo, no todas las zanahorias saben igual, y su sabor y aroma dependen en gran medida de las condiciones en que crecieron, así como de la variedad.

El sabor suele ser dulce y ligeramente ácido, pero a veces puedes encontrarte con variedades más leñosas y herbáceas que son sobre todo más antiguas. Diferentes métodos de cocción pueden ayudar a resaltar aún más el sabor de la zanahoria, especialmente su distintivo dulzor.

Por ejemplo, asar y cocer al vapor las zanahorias tiende a liberar la mayor cantidad de azúcar, mientras que cocinarlas, especialmente en sopas, realza el aroma herbal. Si te gustan las zanahorias dulces, opta por los colores más oscuros, ya que esas variedades suelen tener el mayor contenido de azúcar.

Además, ten en cuenta que la mayoría de las llamadas "zanahorias baby" compradas en la tienda no son en realidad zanahorias jóvenes, sino trozos de zanahoria cortados a máquina a partir de zanahorias ya crecidas.

Las zanahorias jóvenes se cosechan en mayo y junio, al principio de la temporada, por lo que puedes encontrarlas en el mercado agrícola más cercano y congelarlas para su uso futuro:

  1. Escáldalas rápidamente en agua con sal, y luego colócalas en un baño de hielo;
  2. Sécalas bien antes de colocarlas en un recipiente hermético.

Si quieres guardar las zanahorias en el frigorífico, sigue estos pasos

  1. Quita la parte verde. Si dejas la parte verde, absorberá toda la humedad de las verduras, haciendo que se marchiten;
  2. Guarda las zanahorias en una bolsa abierta, o en un recipiente cerrado con agua en tu nevera para conservar su frescura. 

Tanto si no tienes zanahorias guardadas en el congelador o en el frigorífico, como si simplemente no te gusta su sabor y buscas el mejor sustituto de la zanahoria, te tenemos cubierto.

1. Chirivías

Estas hortalizas de raíz son originarias de Eurasia, y están emparentadas con las zanahorias, lo que explica su parecido. Las chirivías tienen una raíz larga y blanquecina similar a la de las zanahorias, y también ofrecen ese dulzor único ideal para sopas, salsas y guisos.

Sin embargo, las chirivías tienen un dulzor distintivo que es casi picante y recuerda a la nuez moscada, que es una nota de sabor específica que no se obtiene de las zanahorias. 

De todas las hortalizas que se parecen a las zanahorias, las chirivías pueden llevarse la palma como su gemela idéntica. Son tan parecidas que los antiguos griegos y romanos las confundían y se referían a las chirivías como zanahorias, según algunos expertos.

2. Calabaza

Muchos consideran que la calabaza es una verdura, cuando en realidad es una fruta (ya que contiene las semillas de la planta). Y ya que hablamos de clasificación, hay dos tipos de calabaza: de verano y de invierno.

Es originaria de México, al igual que las judías y el maíz, pero hoy en día se cultiva y consume en todo el mundo. La calabaza de verano tiene un sabor suave y dulce, y es un sustituto ideal de la zanahoria en la sopa. Tiene un alto contenido en agua y no requiere mucha cocción.

En cambio, la calabaza de invierno tiene una piel más gruesa y una textura más firme que requiere una cocción más larga, y al contrario que la calabaza de verano, la piel no es comestible. 

3. Remolacha

Aquí tenemos otra hortaliza de raíz, y un sustituto ideal de las zanahorias, ya sea cruda o cocinada.

Las remolachas son totalmente comestibles, lo que permite diferentes técnicas de cocción, como hervirlas, cocerlas al vapor y hornearlas, que es posiblemente la forma más deliciosa de prepararlas.

También pueden comerse crudas en ensaladas o como guarnición, lo que se aconseja porque así conservan todas sus vitaminas y nutrientes. 

En cuanto a la forma, son muy parecidas a los rábanos y los nabos, pero no pertenecen a la misma familia. Las remolachas tienen un sabor terroso dominante con una dosis de dulzura. Hay que lavarlas a fondo para eliminar el sabor a tierra. 

4. Nabos

Los nabos están estrechamente relacionados con la rúcula y los rábanos, y todos ellos pertenecen a la familia de la mostaza. Mientras que los nabos viejos tienen una piel más gruesa que hay que quitar, los jóvenes son totalmente comestibles, y tienen un sabor más suave similar al de las zanahorias.

Mucha gente cree que los nabos deben cocinarse, pero en realidad también pueden consumirse crudos en ensaladas o como aperitivos saludables, sobre todo cuando son jóvenes.

Los nabos son ligeramente picantes, y su sabor podría describirse como una mezcla entre patata y rábano. Combinan perfectamente con otras hortalizas de raíz y son una gran base para sopas y guisos. 

5. Daikon

El daikon es muy popular en la cocina japonesa, y suele ser de color blanco, con una textura crujiente similar a la de las zanahorias. Este sustituto de las zanahorias también tiene un sabor dulce, y puede comerse tanto crudo como cocinado.

El daikon crudo es ideal para tus guarniciones, ensaladas y guisos, mientras que también se puede cocinar, saltear u hornear, lo que libera toda su dulzura.

A diferencia de los rábanos rojos, el daikon no es tan picante y especiado, y es mucho más sutil tanto en sabor como en aroma, sobre todo si los comparamos en crudo. La pulpa del daikon es jugosa y crujiente, como la de la zanahoria, lo que la convierte en un sustituto especialmente bueno de la zanahoria. 

6. Apio

El apio es una planta de pantano, y es totalmente comestible, ya que puedes utilizar sus hojas, tallos y raíces. Mientras que las hojas se utilizan como hierba, los tallos son increíbles en ensaladas, salsas y salsas, y pueden sustituir a las zanahorias picadas.

Las raíces del apio (también conocidas como apionabo) pueden asarse, hornearse o hervirse y luego hacerse puré como las patatas. 

Todos hemos oído hablar del zumo de apio, de su alto contenido en fibra y de los numerosos beneficios para la salud que aporta. Sin embargo, si no te gusta el zumo verde, siempre puedes añadir palitos de apio a tus platos para conseguir ese sabor intenso y ese aroma terroso.

También es imprescindible en las sopas, así que puedes cambiar fácilmente las zanahorias por el apio.

7. Calabacín

Aunque ya hemos hablado de la calabaza como gran sustituto de las zanahorias, creemos que el calabacín merece una mención especial en esta lista, sobre todo por su versatilidad.

El calabacín es una gran opción si quieres añadir más dulzura a tu plato, ya sea un salteado, una sopa, una salsa o una guarnición de verduras a la parrilla.

Sin embargo, como es una calabaza de verano y tiene mayor contenido de agua, recuerda que no necesita mucha cocción antes de ponerse blanda. 

Las posibilidades con el calabacín son prácticamente infinitas. Puedes rellenarlos, cortarlos en saludables fideos, freírlos u hornearlos con todo tipo de carne.

8. Colinabo

El colirrábano está emparentado con la col y el brócoli, y crece como un bulbo que puede ser blanco, verde o morado. Sin embargo, los bulbos no son las únicas partes comestibles, ya que también puedes utilizar los tallos y las hojas para distintos fines culinarios.

Si pretendes utilizarlo como verdura parecida a la zanahoria, te sugerimos que utilices el bulbo, ya que puede sustituir tanto la textura como el sabor de la zanahoria, especialmente en fresco. 

El colirrábano es bastante dulce, y al igual que las zanahorias, este dulzor se intensifica cuando lo cocinas. También es ligeramente picante, pero sobre todo tiene un sabor suave que combina bien con otras verduras y todo tipo de carnes y pescados

9. Jicama

Puede que hayas oído hablar de esta verdura con distintos nombres, como frijol de ñame, patata mexicana o nabo mexicano. Es una hortaliza de raíz originaria de México, y suele comerse cruda.

Tiene una piel dura y marrón, mientras que la pulpa es blanca y jugosa. La raíz es en realidad la única parte comestible de la jicama, ya que tanto las semillas como las hojas son tóxicas. 

La jícama es una gran opción si preparas tus bocadillos o tu ensalada con antelación: no se oxida y no se volverá marrón ni se empapará una vez que la cortes. Si prefieres cocinarla, está deliciosa a la parrilla o salteada. 

10. Castaña de agua

El propio término viene del evidente parecido entre esta hortaliza y las castañas. Las castañas de agua son muy comunes en las recetas chinas, y sólo crecen en zonas semitropicales.

Puedes comprarlas tanto crudas como en conserva, aunque las crudas son bastante más dulces, jugosas y crujientes, aunque son más difíciles de encontrar. Las castañas de agua dulce son predominantemente dulces, con un toque afrutado y de frutos secos.

Si optas por la versión enlatada, ten en cuenta que no aportan tanto sabor como la verdura fresca y cruda. Las castañas de agua pueden añadirse a cualquier ensalada y guarnición.

Son muy sabrosas en los salteados, y puedes añadirlas a cualquier plato cocinado, sólo asegúrate de no añadirlas demasiado pronto en el proceso de cocción para que no pierdan toda la textura.

11. Col

Hay tantas variedades de coles que sería un reto nombrarlas todas. Las más populares son la col verde, la lombarda, la Napa, la bok choy y la Savoy.

Aunque hay algunas diferencias entre estos tipos de col, sobre todo en cuanto al color y la forma, casi todas tienen ese crujido único, ese bonito dulzor y esa versatilidad que es prácticamente inigualable. 

La col, aunque físicamente no se parezca a las zanahorias, puede sustituirlas en casi cualquier plato que se te ocurra. Es deliciosa cruda (especialmente como ensalada de col), pero también puede rellenarse, saltearse, asarse y cocinarse en una sopa o un guiso. 

Cómo elegir un sustituto de la zanahoria

Si una receta pide zanahorias pero quieres evitarlas en tu cocina, no será muy difícil encontrar una alternativa adecuada.

Todas las opciones que hemos mencionado anteriormente ofrecen una gran versatilidad, pero algunas de ellas pueden ser mejores en determinados platos que otras, dependiendo de la textura y el sabor que busques.

Las chirivías, los nabos y el daikon se parecen a las zanahorias no sólo en su aspecto, sino también en su textura y sabor. Puedes utilizarlos para sustituir a las zanahorias en sopas, guisos, ensaladas frescas y muchos otros platos.

La calabaza, la remolacha y el apio no te darán una estética similar, pero siguen siendo estupendos sustitutos de la zanahoria, sobre todo en los platos que requieren ese sabor terroso pero dulce.

Cuando piensas en sustituir las zanahorias, puede que el calabacín, el colinabo y la col no sean la primera solución que te venga a la mente. Sin embargo, estas verduras son increíbles en casi cualquier plato y combinación, y ofrecen un perfil de sabor complejo.

Si tienes ganas de experimentar y estás cansado de usar las mismas verduras una y otra vez, puede que te sorprendan gratamente la jícama y la castaña de agua. El único problema de estas opciones es que pueden ser un poco difíciles de encontrar, ¡pero definitivamente merecen la pena!

Antonella

Antonella ha trabajado como chef durante más de 10 años y ha colaborado con varios sitios web y publicaciones como escritora fantasma. Tras licenciarse en la escuela de cocina, siempre ha trabajado como chef en restaurantes de alto nivel y ha impartido clases de cocina por todo el país. Tras establecerse en California, Antonella ha puesto en marcha su propio negocio de catering y ha escrito para CookandLogic desde sus inicios, aportando sus años de experiencia en lo que respecta a ingredientes, recetas y consejos culinarios.

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